Notas sobre las tradiciones de la Semana Santa
Fotos por Mary J. Andrade
El Altar de Dolores es una de las expresiones religiosas tradicionales del pueblo mexicano.
Su montaje se remonta a la época del virreynato, habiéndose iniciado esta costumbre en España aproximadamente en el año 1413. Al llegar los españoles encontraron que la celebración de la fiesta religiosa que ellos llevaban, coincidía con la de la fertilidad de los mexicas, logrando hacer una simbiosis que posteriormente dio su particular versión del mencionado altar, con la adaptación de materiales, artesanías y gustos propios.
Inicialmente se colocaba en los templos para pedir la fertilidad de la tierra dentro del carácter religioso, posteriormente pasó a ser instalado en las casas particulares, donde se ofrecía a los visitantes una merienda, o bien aguas frescas de sabores, tradicionalmente de chía, Jamaica, tamarindo y horchata.
Es necesario efectuar con anticipación algunos de los arreglos del altar, como el sembrar el trigo para germinar en amarillo, tejer las figuras de palma, como son las coronas, las custodias, las flores o jaulas.
Una gran diversidad de elementos integran el total del arreglo del altar y todos tienen significado simbólico. Los colores morados de los manteles son del color que la liturgia cristiana dedica a la pena y el luto, siendo en esta ocasión el de la Virgen María; las veladoras son la fe de los cristianos; las lágrimas (botellas redondas con agua de colores). Las lágrimas de los dolores de la Virgen, siempre están representadas en múltiplos de siete, en recuerdo de los siete dolores principales; el trigo produce la Eucaristía; las palmas significan la Gloria de Dios y de su Hijo Jesús; las coronas la glorificación de la Virgen; las naranjas amargas, la amargura que sufrió la Virgen, sublimadas y exaltadas con las banderitas de papel de china, etc.
En el centro del altar, presidiendo, se coloca una imagen de la Virgen de los Dolores (cuadro o escultura); y como parte del ritual del culto, se rezaba el rosario en la parte de los misterios dolorosos, pasando posteriormente a la merienda o las aguas frescas y al reparto de los dulces típicos como son las “trompadas” de caramelo y los dulces de alegría.
Se colocan también en el altar platos con semillas de amaranto, de lenteja y de chía, como ofrenda para la fertilidad de la tierra al empezar la primavera, época de siembra de la semilla.