Información en la Exposición de la Ofrenda Magna de la Ciudad de México
Fotos por Mary J. Andrade
En la ciudad de México se encuentran poblaciones originarias que mantienen sus costumbres para la celebración de la ceremonia de muertos;
es el caso de las delegaciones de Milpa Alta, Xochimilco y Tláhuac, principalmente.
También viven en la capital familias y personas provenientes de diferentes regiones del país, portadores de particulares culturas, que reproducen sus ceremonias. La población en general acude a los panteones a depositar flores.
Los panteones sufren notable transformación. Unas semanas antes se limpian y desyerban, se componen las tumbas y se lavan los túmulos; el día de los difuntos se colocan flores, panes y otras ofrendas, como ocurre en la Huasteca Hidalguense.
En algunas regiones del centro del país, se acostumbra encender una vela o cirio por cada uno de los seres queridos a lo que se les dedica la ofrenda. En las áreas rurales, las velas o ceras son de color natural; las de los niños se escogen blancas. Por lo general los panes que representan a los muertos ocupan un lugar relevante en la ofrenda, o se cuelgan en sartas en el nivel superior de la ofrenda, que representa el cielo.
Aunque en las poblaciones indígenas la tortilla sigue siendo el acompañante natural de la comida, en estas fechas se concurre a las localidades más grandes en las que se elaboran los panes; se compran junto con los dulces que están casi siempre presentes en la ofrenda; el azúcar solferino adorna algunos panes y forma parte del colorido de la fiesta.