A Santa Fe de la Laguna, se la llamaba antiguamente “Santapen”, que quiere decir: “Lugar iluminado”. Está situada en el Municipio de Quiroga a más de dos mil metros de altura, a 27 kilómetros de Pátzcuaro, tiene en la actualidad unos cuatro mil habitantes y es uno de los pueblos más importantes porque en él se construyó el primer Hospital Pueblo que fundó Vasco de Quiroga en 1533.
Es por lo tanto un pueblo histórico, central, ya que Tata Vasco, (como así lo llaman los indígenas) realizó el sueño de convertir en realidad, su idea, su gran proyecto como era el de crear una sociedad basada en la que plasmó el gran canciller inglés, Tomás Moro, en su libro: “Utopía”.
En este libro se inventa un lugar que no es lugar, es todo imaginativo, donde la sociedad puede vivir un mundo ideal. Vasco de Quiroga quedó impactado con esta lectura y es por ello que quiso llevar a la realidad lo que había leído, la construcción de un mundo distinto tal y como se definía en Utopía y, el lugar propicio era justamente Santa Fe de la Laguna, en el “Nuevo Mundo” en la tierra de Michoacán que ya era parte de la Nueva España en América.
El pueblo se conserva muy bien, sus casas son de adobe, sus calles están empedradas, siguen la ladera del Lago, por lo que tiene una singular belleza. Es un pueblo que vive de la alfarería y los bordados. Lo hermoso de este pueblo es ver cómo sus habitantes conservan su lengua purépecha, su cultura, sus costumbres. Podemos contemplar en sus calles y plazas las mujeres ataviadas con el traje tradicional indígena. Parece que a los lugareños no les gustaba que se establecieran personas que no fueran de su raza en el pueblo. Otra de las cosas hermosas de este pueblo es la alfarería vidriada negra, hecha con técnicas de pastillaje y bruñido, labor a la que los habitantes dedican la mayor parte de su tiempo y esmerado trabajo. Algunos alfareros no ganan los tres dólares al día. También tejen el tule o chúspata. Viven de la pesca. Algunos agricultores cultivan el maíz y el trigo, aunque son los menos. También elaboran los candelabros que son muy solicitados en la Noche de Muertos. Las tradiciones y ritos ligados al Hospitalario se conservan también junto a todas sus tradiciones.
El primer hospital indio que también se llama huatápera en lengua purépecha o lugar de reunión, fue fundado por Don Vasco. Se conserva el Hospital de Nuestra Señora del Rosario, se entra por un patio cerrado, que tiene un artesonado mudéjar donde podemos ver a la Virgen y a San José vestidos a la usanza purépecha. Luego están las habitaciones del hospital. Lo cuidan los semaneros, que son familias que se turnan por semanas. En los fogones que tiene este hospital se preparan comidas para la región. Los viernes se cambian de turno, preparando una comida, también se ponen flores en el templo, todo ello se hace con mucho respeto y veneración pensando en su fundador Tata Vasco.
El patrón de Santa Fe de la Laguna es San Nicolás al que se le dedica un templo muy sobrio novo-hispano, de muros encalados y torre de tres cuerpos que le sirve de campanario. Su cruz de Caravaca del siglo XVII. Su altar lleno siempre de flores. Su Vía Crucis compuesto por un grupo de cuadros colgados en los muros y una paz impactante que se respira en el lugar. Una mujer purépecha barre el pórtico y, la pequeña explanada da al lugar el espacio adecuado para experimentar una hermosa serenidad.
En una de las calles que nace en un rincón de la plaza, se disfruta el mercado al aire libre, guayabas verdes, maduras en el suelo, la pesca del Lago, las flores, las cerámicas, todo es tan sencillo y vivo que ya sólo con respirarlo parece que te han regalado un tesoro.
Recordar a Don Vasco de Quiroga es como interesarte por tu propia historia. ¿Quién era este hombre? ¿Por qué vino hasta aquí? ¿Qué hizo para que los indígenas purépechas lo quisieran tanto? Son preguntas que nada más llegar a Santa Fe me hice mirando y remirando su cultura. ¿Quién era este gran Reformador? Quiero poner un apunte de Nemesio Rodríguez Lois hablando de Tata Vasco: “Es él una figura excepcional, única, cuya vida hay que leer de rodillas y con el sombrero en la mano” (Forjadores 55).
Tata Vasco, nació en Madrigal de las Altas Torres, por los años de 1470, sí, el mismo lugar donde nació la reina Isabel y también donde murió Fray Luis de León, en la provincia de Ávila. Tata fue un jurista de gran prestigio, también fue juez, entre otros muchos cargos de poder. Según Callens, cuando Cristóbal Colón llegó a América, él tenía 22 años. Tenía 43 cuando Vasco Núñez de Balboa divisó por primera vez el Océano Pacífico. Y tenía 51 años cuando Cortés terminó su conquista de México. Se formó en Salamanca. Después de muchos avatares fue el 14 de agosto de 1531 cuando Don Vasco pide al Consejo de Indias la licencia para organizar pueblos de indios. Porque a él le interesaba mucho “la dignidad humana de los indios” dándoles a la vez una convivencia cristiana. El concepto de hospital era a la vez, escuela y pueblo. Se ganó el afecto de los indios por las medidas económicas que estableció y también por sus buenas obras librándoles de la esclavitud a las que les tenían sometidos los mismos españoles.
Estas escuelas eran también centros de instrucción para aprender oficios artesanales y agrarios y a la vez el concepto hospital era también el de albergue para los viajeros.
Es así como sin esperar respuestas a sus peticiones busca una docena de indios cristianos y de vida honesta, compra unas tierras a dos leguas de la capital y pone una gran cruz en su primera población indígena que le da el nombre de Santa Fe.
Una de las más grandes cosas de este fundador es que aprende la lengua náhuatl con gran rapidez. El pueblo fundado prospera hasta llegar a los treinta mil habitantes, miles de indios no sólo reciben el bautismo sino que el pueblo vive el proyecto de un hombre de “amor visceral que se lo proyecta a los indios” vende sus propios vestidos para ayudar. Hace casas repartidas en familias, compra tierras y ovejas, para “poderse sustentar”. Su buen hacer, le lleva en 1538, a ser consagrado Obispo por Fray Juan de Zumárraga según las Bulas de Pablo III. Su valor y su eficacia a la causa indígena le llevaron a tal grado. Situó su sede en Pátzcuaro, muy cerca de Tzintzuntzan.
Una de las primeras cosas que hizo Don Vasco de Quiroga fue encargar a los fabricantes de ídolos, que hicieran una imagen de la la Santa Madre de Dios con el nombre de Nuestra Señora de la Salud, y los artesanos la hicieron con caña de maíz bien seca y molida. Esta imagen de la Virgen de la Salud está en casi todas las casas e iglesias de Santa Fe y de toda la zona.
Don Vasco es el alma de este pueblo y también de Pátzcuaro. En 1542, el Obispo fundó el Colegio de San Nicolás. Antecedente de lo que hoy es la Universidad de San Nicolás Hidalgo en Morelia. Uno de los primeros Seminarios de América, muy anterior al Concilio de Trento donde convivían indios y españoles y donde se aprendía latín, teología dogmática y moral a la vez que se proyectaba la vida espiritual y, los seminaristas hablaban español y la lengua nativa. Es curioso que los indígenas se inclinaran más al matrimonio que a ser sacerdotes.
Durante todas estas obras, Tata Vasco, sufrió enemistades de los propios españoles que incluso, quisieron crear ciudades parecidas a la suya, rivales que tenían el favor del Virrey Antonio de Mendoza. Bajo esa misma protección de Don Vasco, floreció la Casa de Altos Estudios en Tiripetío, encargado de esta Casa fue el alcarreño y amigo de Tata Vasco, Fray Alonso de la Vera Cruz.
Don Vasco de Quiroga fue un hombre dedicado a los indios, a sus problemas, a sus necesidades. Tenía tanto amor por ellos que viajó a España para pedir ayudas y las consiguió. Su sentido de la justicia, de la pacificación, de la evangelización de las Indias son ejemplares. Y tanto es así, que hoy, en nuestros días, la convivencia con los purépechas te lleva no sólo a interesarte por este hombre sino a admirar su obra, su gran amor y entrega a este pueblo indígena. Murió pacíficamente el 14 de marzo de 1565, tenía 95 años, estuvo 27 de obispo. Murió en Uruapan, creo que en otros artículos os he hablado de este bellísimo lugar, él trazó la guía de sus calles, las canalizaciones de agua, la iglesia, el hospital y la escuela. Vasco de Quiroga está enterrado en la misma basílica de Nuestra Señora de la Salud en Pátzcuaro.
Las mujeres de Santa Fe, guardan un sillón que dicen que perteneció a Tata Vasco, lo tienen como si fuera una reliquia. Durante mi estancia allí, conocí a María del Carmen Dimas, ella llevaba con otras mujeres el negocio de la hostelería. El Gobierno y la Oficina de Turismo han invertido para promocionar la Ruta de Don Vasco, esta empresa SIPECUA, y ATESIRHU tiene por objeto el turismo rural y cultural, llevado por mujeres de la comunidad agremiadas a la Sociedad Civil. Llevan cocinas tradicionales, talleres de convivencia con artesanos y hostales tradicionales. ATESIRHU. Estas mujeres empresarias reciben capacitación en manejo de alimentos, cocina, computación, administración de empresas, etc…
Yo recomiendo darse un paseo por estos lugares, donde el paisaje es exuberante, la convivencia con el indígena, es de lo más agradable, la comida excepcional, la paz que irradia Santa Fe, está impregnada de ese espíritu del gran Tata Vasco, ejemplar, incluso en nuestros días. Para un español, respirar estos aires de historia y de hermandad con el indígena, es más que obligatorio, un deber.
Para cualquier contacto o proyecto de viaje no dejes de contactar con la Secretaría de Turismo del Estado de Michoacán, alopez@michoacan.gob.mx y también te recomiendo que entres a su página: www.michoacan.gob.mx . BUEN VIAJE.